Agencia La Oreja Que Piensa. Por Luis Blaugen-Ballin (*)
Vito nació en Av. Santa Fe 3071, en el barrio porteño de Palermo, hoy devenido en una suerte de “balcán” del centro que día a día se descuartiza en más sub-barrios con nombres uno más cheto que'l otro porque ahora semo un ispa cool.
Su infancia la pasó en el campo, en Trenque Lauquen y Salliqueló. Sus padres gozaban de una buena posición económica, hasta que lo perdieron todo y Vito tuvo que salir a trabajar, limpiando pisos, haciendo mandados, lustrando placas de bronce.
Ya de niño, mostró sus dotes para el deporte, brillando en gimnasia, natación, atletismo, y de más grande en box, aviación y navegación a vela (arranca en el yachting a los 17). A su vez, estudió en su adolescencia dibujo y escultura en BBAA.
Cuadros suyos fascinantes pueden contemplarse en el café museo Makao de Mar del Plata. Durante su juventud y a partir de 1923, intentó inclusive cruzar a nado el Río de la Plata entre cinco a ocho oportunidades (no lo sé con exactitud), no pudiendo lograr su cometido, pero batiendo el record mundial de permanencia en el agua el 14 de Febrero de 1923, a los 22 años, superando las 22 horas continuas, cuando intentara unir Buenos Aires con Colonia del Sacramento (Uruguay).
Cualquiera que sea nadador sabe lo difícil de ese emprendimiento.
Así lo describía su compañera y madre de su único hijo Vito Diego, Adela Navarro:
“Era un hombre muy activo. Le gustaban los deportes. Además pintaba, hacía escultura. Cursó estudios en la Academia de Bellas Artes. Lo que se proponía lo hacía. Una vez, sin haber estudiado nunca nada sobre radio, armó un aparato. No dudo que era muy inteligente y tenía intuición”. Vito Dumas: a un cuarto de siglo del viaje del navegante solitario, en Todo es Historia, año II, nº 10, febrero de 1968. Como vemos, fue todo un polímata del Renacimiento. Adela también recordaba que era un tipo introvertido.
Fue profesor de natación en Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, en la ACA, el Sportivo Barracas y el Colegio Militar de la Nación. Ejerció la docencia ad honorem en la pileta del Parque Avellaneda.
Sus epopeyas náuticas.
1931/32: Francia-Buenos Aires.
Arrancó con la navegación en el Club Náutico Belgrano. A los 25 adquiere su primera embarcación, el Atlántida, con el que realiza los primeros cruces al Uruguay. En el ‘31 decide cruzar a nado el Canal de la Mancha, pero debe desistir de la empresa por la falta de recursos económicos. Va entonces a Arcachón (Francia), donde compra el que será el primer Lehg, un barco maltrecho.
El 13/12 o el 12 del mismo año zarpa para unir los puntos Arcachón-Vigo (llega el 24/12)-Isla Graciosa, Canarias (11-1)-Las Palmas, Canarias (arriba el 13-1)-Villa Mostardas, Río Grande do Sul (llega el 13-3)-Montevideo (9/4/1932)-Bs. As., destino final al que arriba el día 13/4/1932, anclando en el Yacht Club ante una ovación popular.
El barco con el que realizara esta misión se halla en el Museo de Luján y es el del libro “Sólo, rumbo a la cruz del sur”.
Luego de esta travesía, va al campo, a Capitán Sarmiento, para dedicarse a las tareas rurales. Era un tipo increíble que sabía hacer de todo, un factótum… y por sobre todo era un ser autónomo, independiente.
En el ‘34 encomienda la construcción del Lehg II, un doble proa arbolado en/a ketch (esto es, con dos mástiles, cuyo mástil mayor perteneciera al Lehg I, año 1918) a los Astilleros de José Parodi en el Tigre, con un plano de su amigo el diseñador de yates Manuel Maximiliano Campos, “Manolo” (1894-1987); lo ayudan económicamente en esta faena la revista El Gráfico, la YMCA Bs. As., un almacenero del bajo Belgrano con cuyo nombre no he podido dar y los timoneles del Club Náutico Buchardo.
Irá rumbo a Uruguay y Brasil, y en un viaje a Río en el ’37 un fuerte viento pampero de 140 km/h le rompe el velamen y le hace dar una vuelta de campana (tumbada que da la embarcación quedando los palos hacia el fondo) en el Río de la Plata, adversidad de la que logra sobreponerse solo. Vende luego este navío al Dr. Rafael Gamba, se compra un tractor con arado y, más tarde, vuelve a adquirirlo, haciéndole modificaciones junto al imprescindible Campos, un tipo que hoy nadie conoce pero sí todos recuerdan al Lehg II, su obra perenne… "Un verdadero sabio es el que no deja huellas" dice el Tao Té Ching… “Una vez un changuito pasó en bicicleta, silbando la Zamba del pañuelo. Entonces lo paré y le pregunté qué es lo que silbaba: -No sé; me gusta y por eso lo silbo-, me contestó.” El cuchi Leguizamón.
1942/43: Vuelta al mundo por los 40° de latitud sur.
El 27/6/1942, en plena Segunda Guerra Mundial, zarpará en su famoso viaje de circunnavegación del globo por “La ruta imposible”, el paralelo 40º latitud sur, alegoría que titulará su futuro libro, atravesando tres océanos: el Atlántico, Índico y Pacífico, pasando por los tres grandes cabos de circunnavegación terrestre: Buena Esperanza, Leeuwin y el de Hornos. Antes de partir, dice su famosa frase: “Voy en esta época materialista, a realizar una empresa romántica, para ejemplo de la juventud”. Son sus escalas Montevideo, de donde sale oficialmente el 1º/07, ya que desde nuestro país no se lo autorizaba por cuestiones reglamentarias-Bahía Table (Ciudad del Cabo, Sudáfrica) llega el 24/08, trayecto durante el cual se le infectó el brazo, volaba de fiebre y estuvo a punto de gangrenársele-Pto. De Nicholson (Wellington, Nueva Zelanda) arriba el 27/12-Valparaíso (Chile) llega el 12/4/1943-Cabo de Hornos (24-6).
Apenas hacía dos años que el Cabo de Hornos había sido atravesado por primera vez, por su amigo el desaparecido navegante solitario Al Hansen. Al este de la isla de los Estados se parte el tabique nasal en un accidente. Continúa su itinerario yendo a Punta Mogotes (7/7/1943), Mar del Plata-El Buceo, Montevideo (7/8)-Bs. As., destino al que llega el 8/8/1943.
Acompañan su entrada al puerto una caravana inmensurable de centenares de navíos que no paran de escoltarlo y de pegar bocinazos. Las filmaciones de la época erizan la piel. La secuela de este viaje será su obra “Los cuarenta bramadores”. Es la primera vez que un navegante solo surca los tres cabos australes a bordo de un yate.
Hay que darse cuenta de lo que hacía este personaje cuasi sobre-humano, porque ¿cuándo dormía? Parece hoy casi imposible lo que concretó este lobo de mar graduado por instituciones mundiales pero además por el propio pueblo. Contrariamente a lo que el lector pudiera imaginar, luego de esta odisea tuvo que subsistir de manera muy austera, viviendo muy humildemente.
1945/46: Buenos Aires-New York y doble cruce del Atlántico sin escalas.
Con este mismo barco (el Lehg II) sale también rumbo a Nueva York en setiembre el ’45; se sabe que anduvo por las Antillas y que bajó en La Habana, retomando luego y llegando cerca de su destino, pero por las adversidades climáticas cuando estaba a punto de culminar su viaje, frente a Coney Island, es arrastrado, desviándose rumbo a las Azores, Canarias y Cabo Verde, quedando a la deriva y siendo dado por muerto, avistado de última por el Serantes que le arroja las escasas provisiones que puede, hasta que un “esqueleto viviente mantenido a engrudo” recalará en Ceará, Brasil, el 17/08/1946, concretando así un doble cruce del Atlántico, sin tocar tierra, y volviendo a Buenos Aires. El resultado de este viaje es su libro “El crucero de lo imprevisto”. Esta embarcación será adquirida por el Mrio. de Marina como barco-escuela y está en el Museo Naval del Tigre.
1955: Buenos Aires-Nueva York. La última singladura.
Vuelve, otra vez, de vuelta, nuevamente, de nuevo, al campo, pero como no pude con su genio, encarga otro barco, en base también a un diseño de Campos, esta vez a Eduardo Porto, el Sirio, con el que zarpa el 23/4/1955 desde Buenos Aires con rumbo a Nueva York, perdiéndosele el contacto por más de 3 meses. Es este su 4º viaje en solitario, donde padeció la deshidratación en la zona ecuatorial, debiendo ser internado en las Bermudas con 28 de presión y escorbuto. Así todo, continúa y enfrenta al huracán Ionne cerca de en las costas norteamericanas, anclando en Nueva York el 22/9/1955; luego de enterarse que la Revolución Fusiladora se ha hecho con el poder en la Argentina, permanecerá allí casi un año, enfermo del hígado, sin dinero y afligido por el devenir del país. Vende finalmente el barco, regresando a la nación en un carguero. Hasta 1994 la nave se mantuvo a flote en las aguas neoyorquinas.
Su último barco, el Sirio II, lo compró en 1961 y hasta donde yo sabía, permanecía en el puerto de Mar del Plata.
Premios.
Durante toda su carrera se hizo acreedor a los dos más grandes premios para los navegantes: el Premio Slocum, en 1956 (era la primera vez que este premio se entregaba), y La medalla de agua azul del Club de Cruceros de EEUU.
Fue socio honorable vitalicio de casi todos los clubes náuticos de la Argentina.
Por decreto presidencial del 27/8/1949 se le concedió la máxima jerarquía de la reserva con que la Nación pueda galardonar: la de Tte. De navío… esto nunca se lo perdonó la casta parasitaria.
Y, finalmente, el premio más importante de todos: el reconocimiento que da el pueblo a sus referentes.
Este monumento vivo a la resistencia física, que tenía una percepción supra-humana respecto de la navegación, había algún sentido extra ahí, desafiante del mar de personalidad única e irrepetible, que lo enfrentó solo, en cuatro oportunidades, un asceta del océano con sal corriéndole por las venas, “el caballero del mar”, “el navegante solitario”, “el domador de los mares”, entre otros tantos motes que recibiera, falleció en su casa de Vicente López un día de marzo del ’65, merced a un problema vascular. Sus restos están sepultados en el panteón naval de la Chacarita. Fue un tipo excepcional que aquí me propuse rescatar del olvido que padece en mi país, no obstante se lo pondera en el extranjero. Sus hazañas fueron borradas de la historia, su nombre, prohibido. “Ningún profeta lo es en su tierra”. Hizo mucho con nada. Sus embarcaciones no tenían radio ni motor. Hoy, con todos los sistemas de navegación modernos, la tecnología, los nuevos materiales constructivos, el GPS, etc., siguen pareciendo increíbles todas las hazañas de este ermitaño de aguas abiertas, quien marcó hitos para la historia náutica internacional en todos sus raids, jamás improvisados, pues nunca dejaba nada al azar. Todos tenemos una misión en nuestra existencia… lleva tiempo descubrirla…. hay gente que inclusive hasta se muere sin saber qué cornos vino a hacer acá: Vito cumplió con la obligación moral de legarle su vida a la Humanidad, siendo de esta manera útil socialmente, arengando así a las generaciones futuras, porque lo bueno, se contagia. Eso es el altruismo.
Algunas citas memorables.
Sobre su proeza en altamar por la ruta conocida en inglés como The Roaring Forties o Los rugientes 40, por sus vientos aullantes y de donde deviene el título de su texto:
"Estoy en la ruta de la muerte (...) El viento y el mar son fuertes (...), se apaga mi lámpara (...), un fuerte golpe me arroja contra un mamparo (...)" y le rompió el tabique de la nariz. Agregó: "He pagado barato mi precio por tal osadía (...)". Vito dumas, durante el Cruce del Cabo de Hornos.
“(…) se planean viajes mientras se está viajando (…) es un querer irse cuando todavía no se ha llegado…” Vito Dumas. Los 40 bramadores.
“Vivir la hora que nos toca es la mejor forma de existir…”
"La hazaña más inaudita que hombre solo jamás haya cumplido en el mar". Jean Merrien, "Aux Limites du Possible".
Obras impresas de Vito: Solo, rumbo a la Cruz del Sur-Los cuarenta bramadores-El crucero de lo imprevisto-El viaje del Sirio-Mis viajes. Sus libros han sido traducidos al inglés, francés y alemán.
Agradecimientos:
A Diego Dumas, nieto de Vito, sin el cual me hubiese sido imposible la hechura de este artículo.
A Raúl Martínez, por la décima alusiva.
A Mariano Buscaglia, por la revista Natación.
A Alberto Borda, por haber tenido la deferencia de incitarme a escribir y haber creído en mí de entrada.
Fuentes.
Impresas:
Las ya citadas.
Páginas web:
Videos:
Vito Dumas, el gran navegante argentino. TV pública.
Vito Dumas, a través de su amigo Agustín Vila. Vila nos presenta a Vito con su visión de amigo y admirador, desde el Café Makao-Museo Vito Dumas, en Mar del Plata (Buenos Aires).
Historia de Vito Dumas: el navegante solitario. Dani Scari.
Aventureros del mar – Vito Dumas. Pulpovisión.
Dumas: el caballero de la mar. Documental de Lorenzo “Pipe” Sarmiento, abogado maritimista, escritor y periodista náutico.
Imágenes.
Vito en la revista Natación, de Ernesto Bauzá. Biblioteca Argentina de Sports. 14-12-1928. Cortesía de Mariano Buscaglia-“Autorretrato”. Autor: Vito Dumas. Acuarela entregada por Ignacio Santiago Cichero al Museo Marítimo de Ushuaia. Pintado mientras Vito navegaba. 1950-Lisandro, escultura tallada en madera por Vito. Gentileza de su nieto Diego Dumas.
(*) Comunicador social.