Agencia La Oreja Que Piensa. Por https://www.ansalatina.com/
(ANSA) - ROMA, 5 JUN - "Era un amigo, un muchacho como yo", afirmó el arquero italiano Gianluigi Donnarumma, conmovido al recordar a Seid Visin, un joven que se suicidó a los 20 años y con quien compartió un pasado en Milan, en un hecho difícil de desligar de la tragedia que les toca vivir a aquellos que arriban a Europa en busca de un mejor destino.
"Lo conocí apenas llegó al club. Pasaron algunos años desde entonces, pero no puedo, ni quiero olvidar su increíble sonrisa y sus ganas de vivir", afirmó hoy el arquero de la selección "azzurra" en diálogo con ANSA.
Ambos compartieron plantel entre 2014 y 2016 en las divisiones juveniles del club "rossonero" y hotel en la periferia de Milán en el que se alojaban y en cuyo comedor solían admirar las imágenes de aquellos que llegaron a consagrarse tras debutar en la primera del Milan.
También soñaban con emular a esos ídolos, algo que Donnarumma sí consiguió a temprana edad al llegar al primer equipo, mientras que los sueños de su compañero, que había llegado a los 7 años desde Etiopía, se truncaron antes de tiempo.
Seid, que también jugó en las divisiones inferiores de Benevento, había sido adoptado por una familia que vive en Nocera Inferior, a una veintena de kilómetros de la casa natal de Donnarumma en Castellamare de Stabia.
"Afrontamos juntos las dificultades cuando teníamos sólo 14 años y nos vimos obligados a dejar a nuestras familias para perseguir un sueño", recuerda hoy el arquero, un año mayor que su amigo.
"Lo había perdido de vista hace algunos años, pero esta noticia me provoca una profunda tristeza y un gran impacto. Era mi amigo", repite Donnarumma conmovido.
Seid tomó la trágica decisión de quitarse la vida y tras conocerse la noticia se conoció el contenido de una carta que representa un cachetazo para toda la sociedad, pues en ella confirma que atravesaba una depresión producto de sentirse discriminado, aunque sus padres aclararon que había sido escrita hace bastante tiempo.
"Debí dejar mi trabajo porque la gente no quería que la sirva.
Dondequiera que vaya, dondequiera que esté, siento sobre mis hombros el peso de las miradas escépticas, sesgadas y asustadas de la gente", afirmaba en la carta publicada por "Corriere della Sera".
Seid se suicidó en su propia casa, la casa de sus padres adoptivos que lo hicieron sentir como uno más de la familia, según él mismo reconocía.
"Yo no soy un inmigrante. Fui adoptado de pequeño y recuerdo que todos me amaban. Hiciera lo que hiciese y fuera donde fuese, todos se dirigían a mí con alegría, respeto y una dosis de curiosidad. Ahora, todo parece haber cambiado", continúa la nota.
"Había logrado conseguir trabajo, pero debí dejarlo porque mucha gente, sobre todo los más ancianos, rechazaban que los atendiera, como si yo fuera responsable porque otros jóvenes italianos (blancos) no consiguen trabajo", completa.
Hace algunos años había abandonado definitivamente su sueño de convertirse en futbolista profesional, aunque solía practicar este deporte por diversión en Atlético Vitalica, un club de fútbol cinco.
A pesar del contexto que rodea su suicidio, sus padres descartaron que se trate de un gesto derivado de un hecho de racismo, según afirmaron en diálogo con un canal televisivo al asegurar que la nota en cuestión fue publicada por el joven en su perfil en Facebook en 2019.
"Dejen de lado las especulaciones. No se mató por el racismo", aclaró su padre Walter Visin, según el cual no existe relación entre el suicidio y aquel "desahogo expresado en esa carta cuando se sentía exasperado por el clima que se respiraba en Italia".
"Mi hijo no se suicidó porque se sentía víctima del racismo", reiteró al destacar que "siempre se sintió amado por su familia y por sus amigos, que hoy se hicieron presentes en masa durante sus funerales" "No quiero hablar de las cuestiones personales de mi hijo. Sólo puedo decirles que era una persona maravillosa", completó.
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