Agencia La Oreja Que Piensa.
La literatura y la palabra es una de las marcas que dejó el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz. Su amor por las letras y su afinidad de defender a los pueblos latinoamericanos lo conllevaron a demostrar la importancia de preservar la Cultura.
Su gran pasión por la lectura lo conllevó a expresar:
“La feria fue un espacio no solo para la venta de libros sino para múltiples representaciones de las distintas manifestaciones artísticas, y constituyó una concurrida muestra de recreación sana y creativa por la calidad de las propuestas y la amplitud de lugares y horarios que abarcaron”.
“El conocimiento no solo es una necesidad del pensamiento y de la cultura, sino también es una necesidad revolucionaria de cualquier pueblo conocer su historia y conocer la historia del mundo. Nuestro pueblo tendrá conocimientos incomparablemente superiores, conocimientos de historia de su país y del mundo, y los tendrá sobre otras muchas materias”.
Desde joven se interesó por libros de gran valor como el Manifiesto Comunista de Karl Marx, Por quién doblan las campanas de Ernest Hemingway, Hierba, suelo y cáncer de André Voisin, Memorias de Guerra de Charles de Gaulle. Estos libros le aportaron ideas para seguir adelante con la Revolución Cubana.
Su gran pasión por la lectura lo conllevó a expresar:
“(…) nosotros tenemos que rescatar el valor del libro y el amor a la lectura”.
“El Estado socialista debe editar libros no para ganar dinero, debe editar libros para beneficio del pueblo; y se beneficia al pueblo no solo con un tipo determinado de literatura, sino con una gran variedad de libros y con una política editorial que le permita a la población tener acceso a las mejores obras creadas por la inteligencia del hombre, tanto históricas, literarias como políticas o de otro tipo”.
Estando en el Presidio Modelo se dedicó a leer libros de una gran valía como "El anillo de amatista" de Anatole France, "Crimen y Castigo" de Dostoievski, "La Ilíada" de Homero, "El capital", entre otras muchas joyas de la literatura universal.
Los textos amplían las explicaciones de los profesores en las aulas, ejemplifican con más contundencia lo que se aprende frente a la pizarra. Fidel Castro siempre tuvo presente que el apoyo de un alumno es el profesor y el libro de texto, de ahí que expresara:
“Siempre en los libros de texto o hay mucho material que no le es posible explicarlo en una clase, o referirse a todos ellos, al profesor. Eso se supone que ayuda a entender, a explicar una materia, pero la materia tiene que ser después estudiada en los textos”.
Sobre la importancia de la lectura expresa:
“Conviene no solo la lectura que no sea solo entretenida, conviene también la lectura que nos enseñe, aunque tengamos que prestar atención; no debemos ser lectores solo de cosas que son muy entretenidas, y quedarnos sin saber nada de los demás”.
En otras épocas la gente estudiaba más y llegaba a adquirir una cultura más profunda, porque tenía que leer muchos libros; aun en esta época, quien sepa descubrir el valor de los libros, digo la verdad, no cambia un libro por la televisión, no lo cambia”.