Agencia La Oreja Que Piensa. Argentina 2011. (Por Diego Oscar Cabral Da Fonseca)
Es muy difícil hablar de Luca sin mencionar a Sumo, pero su figura es la que aparece inmediatamente cuando se nombra a esa banda emblemática de los ochenta.
Con el nombre de Luca George Prodan nació en Roma, Italia, el 17 de mayo de 1953, hijo de Mario Prodan y Cecilia Pollock.
Fue pupilo en el colegio Gordonstoun de Escocia del cual se escapó el último año, viajó por Europa, vivió en Londres donde se inició en el consumo de heroína y trabajó en una discográfica además de desertar a la convocatoria del ejército italiano.
Llegó a Taslasierra, Córdoba, de la mano de su amigo Timmy Mackern con quien compartió años escolares y su estadía en Inglaterra, con la intención de dejar la adicción a la droga.
Luca fue siempre muy sencillo tanto en escena como en su vida particular y de hecho contrastó siempre con el ejemplo típico de rockero de pelo largo y los vestuarios más producidos además de dinero y mujeres.
No le interesaba lo material, si el respeto por el otro.
Más allá del aspecto visual dejó una marca muy importante dentro de la historia del rock nacional.
A través de sus composiciones “la rubia tarada” una de sus más famosas cargada de crítica social, y frases como “yo ya viví una vida antes de ser estrella de rock”, “la sociedad me da asco” o “yo me voy a morir dentro de poco”.
Como solista editó los discos Time fate love (1981) y Perdedores hermosos (1983) reeditados en 1996 y 1997 respectivamente.
Mientras que grabó tres albumes junto a Sumo: Divididos por la felicidad (1985), Llegando los monos (1986) y After Chabon (1987).
Luca brindó su último recital el 20 de diciembre de 1987 en el estadio del club Los Andes, en Lomas de Zamora ante muy pocos espectadores, con un aspecto preocupante.
Dos días después, con apenas 34 años, murió en su casa de Alsina al 400 en el barrio de San Telmo, había sufrido un paro cardíaco debido a una grave hemorragia interna causada por una cirrosis hepática, producto del alto consumo de ginebra, bebida con la cual se lo identificó en sus años en el país.
A partir de ese momento se convirtió en mito, a tal punto que hoy, a veinticuatro años de su partida, su rostro luce en remeras, de quienes fueron contemporáneos y lo disfrutaron en vivo y de aquellos que heredaron el gusto por su música y que sin duda lo tomaron como un tipo con una personalidad y convicciones muy firmes, tal es así que cantó temas en inglés en tiempos de Malvinas.