“El actual” se leyó por 12 años en Escobar, tiempo valioso para un periódico independiente y consustanciado con los intereses populares.
Agencia La Oreja Que Piensa. 2020
Tilo Arenst Wenner fue el director de “El Actual”, diario de la Localidad de Escobar, Provincia de Buenos Aires. Desaparecido desde el 26 de marzo de 1976, 48 horas después del golpe de Estado.
En los anteriores veinte años había cumplido una dilatada trayectoria como periodista y escritor, dirigiendo las revistas “Serpentina”(1957), “Ka-Ba”(1958, “Pamela 1243”(1959), “Mediodía”(1963), “Arte y crítica”(1964), y “El Actual” también aparecido en ese año.
Habían transcurrido unas pocas horas desde que los genocidas llegaran a la Casa Rosada para ocuparla por siete años y medio siguientes, cuando a varios kilómetros de la capital, en una casa de Escobar, provincia de Buenos Aires, Moro comenzó a ladrar ferozmente.
La familia se sobresaltó y salió de las habitaciones. Escucharon voces, vieron la puerta de la calle abierta y el hombre decidió ir a la Comisaría que quedaba a sólo 30 metros de su hogar. En su ausencia, un grupo de militares, integrantes del operativo que había sido desplazado como para una guerra, ingresó a la casa y revolvió a punta de metralla frazadas, libros y roperos. Otro grupo se encargó de “El Actual”, que quedaba al lado. Rompieron los vidrios de la redacción y por allí entraron como al cuartel del enemigo.
Tilo Wenner, director del periódico y dueño de la casa violada, no llegó a la Comisaría. Se quedó hasta la mañana siguiente en lo de un vecino temiendo por su seguridad. Regresó entonces a su casa y recibió una citación de la Comisaría, donde se desempeñó desde entonces el responsable militar del área, el capitán del Ejercito Eduardo Francisco Stigliano.
“El Actual”, ya estaba en la calle denunciado el atentado de la madrugada, y a Stiglliano no debió agradarle, porque lo puso a Wenner al tanto de las limitaciones que sufriría la prensa a partir de ese momento. Pero quiso asegurarse: el 26 de marzo envió a tres suboficiales armados a la redacción de “El Actual” e hizo retirar al director.
Stigliano confesaría después a su esposa, Eliana Naón de Wenner, que había trasladado a Tilo a la Superintendencia de Seguridad Federal y que allí debía efectuar los reclamos que fueron estériles , naturalmente, como todos los que a partir de entonces hizo su familia, por que Tilo Wenner desapareció hasta el día de hoy.
Había nacido en Galarza, Provincia de Entre Ríos en 1931. Hijo de una familia de inmigrantes alemanes. Estudio medicina en la Universidad de Buenos Aires y luego viajó por Europa, Bolivia y Chile para retornar al país en 1955 y empezar desde allí con su dilatada carrera como escritor y periodista.
En 1957 formó parte de un grupo de vanguardia literaria con escritores como Luis Massa y Hugo Loyácono. Al año siguiente integró la escuela del Espíritu Experimental que hasta 1963 se desarrolló con adhesiones de otros grupos y revistas literarias, como “Exactamo”, de Paris en el que se identificaban Gherasim Luca, Bricianer y Jacques Herold, entre otros.
En todos estos años fue dirigiendo sucesivamente las revistas “Serpentina”, “ka-ba”, “pamela”(con Luis Massa), “Mediodia”(con varios escritores y “Arte y Crítica”(con Rubén Vela) hasta que en 1964 comenzó a editar el periódico “El Actual” de la localidad de Escobar, donde se radicó y desarrollo su actividad profesional hasta su desaparición. Una actividad que incluye, también, catorce libros de poemas y textos.
“El actual” se leyó por 12 años en Escobar, tiempo valioso para un periódico independiente y consustanciado con los intereses populares. Así fue testigo de una época clave en la historia argentina contemporánea: el gobierno de Illia, el golpe de Onganía, que prolongaron Levingston y lanusse, el retorno de Perón, el gobierno de Isabel Martínez y el nuevo golpe de Estado. Siempre tomó posición sobre los acontecimientos nacionales y locales que abarcaban escobar y las localidades cercanas como Ingeniero Maschwitz o los barrios Philips y San Miguel, con denuncias y reclamos e informaciones comunales, o con las editoriales de tapa firmadas por el director.
Desde marzo de 1976 esa voz fue silenciada y la familia del compañero Tilo Wenner obligada a un peregrinaje inútil por su aparición.
En una oportunidad, el mayor Roberto Godoy, en la localidad de Campana, señaló a la señora Wenner que su esposo estaba a disposición del poder ejecutivo, pero esa situación no fue comprobada.
Eliana recorrió también institutos neuropsiquiátricos, temiendo que el cautiverio de Tilo-quien le faltaba el brazo izquierdo-pudiera haberle provocado graves desequilibrios físicos o psíquicos pero no obtuvo respuesta.
Tampoco del futuro dictador Viola, quien ante un reclamo contestó sin dar precisiones sobre el destino de Wenner cuando estaba a cargo del Comando en Jefe del Ejército. Su ayudante, el mayor Carlos Washington Reveland, aseguró en cambio que no estaba desaparecido. “Señora, el mundo es muy grande, afirmó”.
Lo demás, habeas corpus, entrevistas, cartas, …y un careo ordenado con el primer responsable, el capitán Stigliano, que el general Juan Sasiain, jefe de la Policía Federal, impidió, prohibiéndole la asistencia a su subordinado.
Y también intervenciones de siete jueces federales. Siete. Ello no impidió, empero, la ridícula carta con la que el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Adolfo Gabriellli, le contestó a Eliana, quien le había enviado una detallada carta donde se refería a los trámites judiciales realizados. Gabrielli le dijo que debía formular su denuncia “ante los jueces competentes de la materia”. Fue en 1982, cuando así se administraba la justicia de un régimen esencialmente injusto, ilegal y homicida.
Asimismo publicó los siguientes libros de poemas:
“La pasión rota”(1957), “Cantos a mi amiga loca” con dibujos de Angel Juri(1957), “Kenia”(1958), “Magnètico” con dibujos de Meter Sussman(1959), “faz de Cordi” con dibujos suyos (1959), “Uhr” (1960), “El pie del vacio” con Sussman (1960) , Algunas màquinas perfectas”, con xilografías de Roberto Duarte (1964), y “Algunas màquinas imperfectas” (II), con xilografías de Jorge Caillava (1962). Y de narrativa: “Pájara inteligible(1960), “Transmutación” (1961), “El libro del vidrio”, con grabados de Miguel Ángel Ríos y fotografía de Alfredo Rey (1963), “La libertad, la amistad, el amor”, con dibujo del autor (1964) y Limite real” (1972)
(*) Del libro “Con vida los queremos” las voces que necesitaba silenciar la dictadura. Ediciones UTPBA.1987