Agencia La Oreja Que Piensa. Boedo, 10-9-21 . Por Nocolás Doljanín (*)
Los desconocidos de siempre
“Me pusieron Osvaldo por Pugliese” - explicaba él. Mientras te mostraba la foto con Silvia, orgulloso de sus pantalones pata de elefante. Solo faltaban Antonio Prieto y la Novia. Ni hablar de Sandro.
“Mister Sorpressatta” - lo festejaba uno. Entre nosotros, jamás existió un Yo.
Las estirpes de Mario Bonino nos encontraron en la cancha. La Unión de Periodistas y Trabajadores de Prensa de Buenos Aires, la UTPBA en el nombre de cada periodista – trabajador de Prensa detenido-desaparecido, su pancarta y su bandera en plena desolación del Algo Habrán Hecho, dentro del alma. O si lo prefieren, en las calles. Y así fue como empezamos a remontar juntos y a la par la historia. Las puertas de cada chupadero mediático y la más clandestina de todas las memorias. La memoria del Pacto de Solidaridad.
Cruz diablo, no se les ocurra que vaya a nombrar alguno más entre los desconocidos de siempre. Baste decir que Osvaldo se ponía a encender el fuego para los asados, las ausencias volvían para quemar los olvidos y a mí no se me muere nadie.
En el Pacto de Solidaridad estuvimos todas y todos. Tengo que contárselo al Emiliano y al Marcelo, o vos no me lo perdonarías. Esto pasó en el país del Negro San Martín y en otro lado, no sé. Nuestros padres y abuelos obreros naturalizaron, como se dice hoy, ese concepto popular y prolongado hasta la propia noche del 17 de Octubre y todavía… Y quién lo diría, hasta podríamos salir de ésta como potencia médica …
Alem que le abre un buco del tamaño del universo al Pacto de Muerte de los otros de Caseros. Manda a su abogado personal para defender al tipógrafo alemán comunista Winninger preso el 1° de Mayo de 1890. Preso porque era el único que hablaba el castilla. La autodenominada “indiada mitrista” casi se lo quiebra, a él antes que a nadie, en medio de la trinchera de Talcahuano y Uruguay. En otras palabras, no solamente baleaban a “los gringos” de los andamios durante las marchas o por las noches se metían a azotar a las muchachas de los prostíbulos de La Boca. Todo mientras su taimado jefe en medio de la revolución se iba de joda a Londres, con los gastos pagos desde la Casa de Gobierno.
Obviamente no existía la FIFA y el tal Infantino ni gónada era, pero ya estaba todo escrito entre los patrones de Prensa.
Los compañeros anarquistas no se iban a curar nunca de ese trauma, que desde la propia revolución y vos en la calle te salgan a degollar. Sin embargo no vacilaron ni un instante en juntarse con los socialistas y votar el Pacto de Solidaridad. En 1904 consiguieron organizar más votos que la Constitución Nacional y cualquiera de sus reformas. De La Quiaca a Tierra del Fuego. Nacía la prensa de los trabajadores y el pueblo. Un proyecto de Sociedad.
Unos y otros se sentían orgullosos de no haberle corrido el culo a la jeringa en las trincheras de Alem. Eso. El único político capaz de votar en el Congreso en contra la creación de un Ejército Nacional. Para proponer milicias locales.
Lo demás es historia conocida y una infodemia tras otra, Todos Somos Favaloro dentro del contrato societario de la Muerte de los otros. Los piquetes de la derecha, plantados mediáticamente, organizados en la alegría del goce de matar, como lo llamaría Victoria Ocampo. Me refiero a tu angustia de la última vez que hablamos. Vos que nos enseñaste a vivir amando a fondo perdido, sin ejercer ni ahí la propiedad privada de los afectos. Qué va a pasar cuando no estemos para recordarles frente a estos periosérpicos, usurpadores de bienes colectivos, ladrones de padrones. Los troles creadores de siglas.
La Revolución Peronista plasma dos estatutos. El del Peón, conocido. Y el Estatuto del Periodista Profesional – Ley 12.908 - que jamás se ha regalado como lo saben los propietarios del Planetario mediático fascista.
Así que te voy a pedir Osvaldo Etrea, hermano del alma, le des un abrazo a don Jorge Chinetti, nuestro afiliado N°1 porque ha sido, entre otras y otros, quien nos apioló de cómo venía la mano para lxs laburantes de la Comunicación.
Por dicha cuando vos llegabas a esta historia los Pedrolos, los Gorini y demás tíos bolcheviques creaban, desde la escuela del Pacto de Solidaridad potenciada por la Revolución Rusa Bolchevique, la galaxia editorial que todavía hoy vertebra culturalmente Nuestramérica. Sin traidores y repleta de Puglieses que nos permitieron llegar hasta acá.
Jorge sólo precisó enterarse de aquella jornada nuestra para confiarnos su memoria, hecha historia laburante. Y a él nadie se lo contó.
Eran tiempos del Gorila Musulmán púm para arriba. El Lore no me va a dejar mentir. Cada noche salíamos de pegatina y nos venían taloneando el piquete, hasta que nos rodean seis patrulleros de la Federal mandados por el propietario de La Razón. Superviviente VIP del planetario de la Triple A– OTAN-Gladio-Ezeiza puesto a empresario de medios, quien se comunica con el Ministro del Interior. “Chupete, acá tengo a estos h.d.p.!”. Y vos que lo encarás entre canas y fotógrafos en medio de la Avenida Córdoba. No te achicaste ni ahí ante la emboscada patronal.
Y el comisario de Lavalle y Ayacucho, enloquecido toda esa noche, respira aliviado recién cuando llega a sacarnos el compañero Juan Carlos Camaño con Ricardo Esparis:
“Estos se parecen a Sacco y Vanzetti. ¡Lléveselos por favor de una buena vez!”.
Osvaldo, Hasta la Victoria Siempre.
(*) Periodista.