Agencia La Oreja Que Piensa. Desde Venezuela. Caracas, Venezuela (Camilo Manuel Sosa) (*)
Sobre el cartel de inmensas proporciones del refresco, se encuentra un centro comercial gigantesco. Dentro de él se puede comprar vestimenta de alta y media costura, tecnología globalizada, hamburguesas ,también ir a ver películas norteamericanas, de producciones exuberantes en dinero, con temática vacía, fácil para quien desea no pensar demasiado, o puedes no comprar nada y sólo reflejarte en la vidriera observando qué no puedes alcanzar a consumir.
Divertimento para millones de personas las cuales pasan horas y días enteros en aquel círculo de vicioso de consumo.La sociedad a la cual pertenecemos está evidentemente corrompida por un sistema de hegemonía cultural, el cual tiene a su disposición espacios ya nombrados, de ellos la mayoría -y a su manera- directamente opacan, e invaden la cultura autóctona y alternativa de cada región del continente.
¿Será decisión individual y a su vez colectiva poder decirle concientemente NO a la trampa cultural auspiciada por los grandes medios de comunicación que se nos pone por delante?
En el libro "Interpretación de las culturas" realizado por Clifford Geertz, dice que ella es un: "sistema de concepciones expresadas en formas simbólicas, por medio de las cuales la gente se comunica, perpetúa y desarrolla su conocimiento sobre las actitudes hacia la Vida".
Quedémonos con la última frase. Si las actitudes hacia la Vida las tomamos de la gran maquinaria de producción capitalista que se encuentra en todos lados: ¿en qué momento podremos, como seres sociales, encontrar las raíces vividas por nuestros antepasados y de nosotros mismos?
Será en el momento que como personas nos internemos e interesemos en las diferentes maneras de "ver" la Vida, en todos sus aspectos. La comunicación y la cultura realmente autóctona y alterativa, hoy en día van de la mano, con los puños apretados para hacernos ver la riqueza de nosotros y de las sociedades en todo su amplio abanico.
La riqueza humana que no se puede comprar, no se puede consumir ni con tarjetas, ni con cheques. Sólo con las ganas de aprender y crecer con ella al mismo tiempo que ella crece con nuestro interés de participación.
Por eso mismo, observando el cartel de inmensa proporción del refresco y reflexionando, me voy debajo de él donde vive la familia Pellegrini , quienes no le mienten a sus raíces,cobran el básico y bailan al son de la salsa, comiendo arepas jugando al dominó tratando de entender por qué los ahogan con publicidad y mentiras organizadas desde la tv que terminan desconectando...
(*) Comunicador/Corresponsal Juventud
Fuente: www.nos-comunicamos.com.ar-.