La multitud aplaude a la dictadura en Plaza de Mayo.
Agencia La Oreja Que Piensa. Por Juan Carlos Camaño (*). https://www.utpba.org/
“La guerra de Malvinas” no fue otra cosa que “una masacre de miles de jóvenes soldados argentinos”, tal como lo denunciara un grupo de periodistas que -en 1982 cuando el desembarco en las Islas-, casi en soledad caracterizara la acción militar y el discurso chauvinista de la dictadura y sus alcahuetes como “farsa antiimperialista”.
De ese grupo de periodistas algunas y algunos fueron, tras la victoriosa lucha por la recuperación del gremio de prensa intervenido por la dictadura cívico-militar argentina, miembros de conducción de la entonces Asociación de Periodistas de Buenos Aires, APBA, -año 1984-, posteriormente dirección de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires, UTPBA, y consecuentes constructores, hasta el día de hoy, de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP.
“Nada de gesta nacional…” sostenía el pronunciamiento de denuncia enfrentado al agobiante auge patriotero que ganaba las calles, los medios de comunicación y a la gran mayoría de la partidocracia política del país, envueltos todos en aires de triunfo.
Auge que encajaba como anillo al dedo en las aspiraciones de la dictadura cívico-militar que desde el 24 de marzo de 1976 había impuesto el terrorismo de Estado y necesitaba perpetuarse en el poder a través de una gigantesca manipulación de masas; al cabo un intento desesperado por alcanzar “la gloria”.
Intento que nació doblemente muerto porque los militares y civiles genocidas no tenían otro proyecto que no fuera salvarse a sí mismos, en la creencia de que la alianza bélica-ideológica de oposición -Reino Unido-Estados Unidos- les habilitaría una honrosa derrota, dado su cumplimiento en la tarea sucia encomendada por el imperio de desaparecer a 30.000 militantes populares. Tragedia y farsa en un mismo acto.
(*) Presidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas.