Agencia La Oreja Que Piensa. Por Capitán Nocturno.
Cuando alguna de estas noches caiga la nevada mortal ojalá los amigos estén bien cerca.
Mirar a través de los cuadraditos del Eternauta es mirar por una ventana que da al pasado y al futuro al mismo tiempo, ni màs ni menos.
Cuando caiga la nevada mortal quisiera entrelazar tu mano en la mía.
Juan Salvo no es Superman ni tiene superpoderes, Juan Salvo es un tipo que se hace enorme a medida que la soledad lo va inundando casí todo.
Juan deambula rabioso de asombro y tristeza por paisajes apocalípticos, anhela que en algún rincón del mundo existan otros, que al igual que sus amigos y él, estén resistiendo la invasión.
Para Juan, vencer es vivir; pero Juan no busca exclusivamente salvar su culo, ni siquiera el de sus más cercanos; Juan busca, aun cuando todo pareciera carecer de sentido, una excusa colectiva para no sentir que el destino de la especie sea la nada misma.
Colonizados, capturados, torturados y transformados en Hombres-Robots serviles a los invasores; ese no puede ser nuestro futuro. Claro que no.
Cuando caiga la nevada mortal, quisiera que todas las caras tengan tus ojos, al menos, por un segundo.
El Eternauta viaja perdido en el tiempo, y bien sabe que la batalla es enorme.
Su dolor, su entrega, su fortaleza ante la adversidad y su amor por la familia lo hacen traspasar el mundo del papel y la tinta.
De todos los cuadraditos que componen dicha novela gráfica (así le llama ahora a las historietas) hay unos, en particular, que condensan una verdad demoledora; precisamente aquellos cuadraditos en los que se narra el instante en el que una persona transforma su existencia para siempre. Y eso ocurre cuando Juan se pone la escafandra y su buzo hermético y decide salir de la casa; salir de la seguridad de su casa y enfrentrarse a la nevada mortal (a veces pasa, eso de que uno sabe que cierto preciso instante y no otro, es el que lo terminará arrojando a ya no ser, nunca, jamás, el que ha sido)
Cuando Juan se viste por primera vez de Eternauta, está avisando de alguna manera que por más poderoso que sea el enemigo a enfrentar, por màs letal que pueda parecer el arsenal del invasor, si es que uno se desafia a uno mismo, si es que uno vence el miedo paralizante, si es que uno cree en uno primero, para así, luego, poder creer en los demás, entonces, uno está avisando que tiene cuerda. Està avisando que no hay nevada mortal capaz de deternerlo.
Devastación, crueldad, muerte a granel, soledad, ciudades sitiadas, y también amistad, amor supremo y lucha.
Cuando caiga la nevada mortal tendremos que ser un ejército tierno disparando contra la bestialidad, seremos, mal que nos pese, la única esperanza. El último tiro, la única bala en la cartuchera de la humanidad.
Cuando caiga la nevada mortal, sé que vamos a estar juntos, pintando con saliva y sangre en las paredes rotas de una ciudad arruinada: "Luchar, no hasta morir, Luchar hasta vencer."