Agencia La Oreja Que Piensa. Por https://www.acercandonoscultura.com.ar/
Nació en San Miguel de Tucumán, el 9 de julio, hace 84 años, la "negra" Mercedes Sosa.
Descendiente de diaguitas, su padre era un obrero de la industria azucarera que trabajaba en el Ingenio Guzmán, mientras que su madre trabajaba de lavandera para familias más acomodadas.
Originariamente sus padres habían acordado nombrarla Marta Mercedes, pero su padre cambió el nombre Marta por Haydeé cuando la registró, poniéndole Haydeé Mercedes. Sin embargo su familia nunca utilizó el nombre legal y siguió llamándola Marta.
Siempre decía que su mamá comentaba que el papá se olvidó su nombre adrede cuando la fue a inscribir al Registro Civil y le puso Haydeé Mercedes en vez de Marta Mercedes. Su mamá quería que de primer nombre se llamara Marta. Así sin hache, Marta. Claro, como es lógico, en su casa mandaba su papá, pero claro, como es lógico, siempre se terminaba haciendo lo que quería su mamá. Y entonces todos desde que ella recordara le llamaban Marta.
Al respecto ella comentó:
"Soy la Marta y me gusta mucho más ser la Marta que Mercedes Sosa. Esto nadie lo cree, pero es así..."
Mercedes siempre comentó que comenzó a cantar un día de octubre cuando tenia alrededor de 15 años en 1950, sus padres, que eran muy peronistas, aprovecharon un tren gratis a Buenos Aires para celebrar el 17 de octubre, quedando cuidada por sus hermanos, más suelta.
Un buen día en la escuela faltó la profesora de canto y la directora le dijo que iban a cantar el Himno Nacional y que ella tenía que ponerse delante y cantar bien fuerte, para que todos la siguieran. Manifiesta que sintió vergüenza, pero cantó: ahí es que debuta. Ese día también faltó la profesora de labores y con sus compañeras fue a LV12, donde había un concurso.
Mis compañeras me empujaron para que cantara. Por temor a que se enterara mi papá me llamé Gladys Osorio. Canté Triste estoy, de Margarita Palacios. Cuando terminé, el dueño de la radio me dijo: El concurso concluyó y lo ganaste vos. Y seguí cantando en la radio. A partir de entonces se dedicó al canto, aunque siempre sentía un enorme pánico escénico cuando cantaba en público.
Militó en el Partido Comunista de Argentina desde 1960 y a partir de 1965, tras una célebre actuación en el Festival Folclórico de Cosquín, Argentina, sumó la reivindicación política a su proyecto artístico para convertirse, junto con los también argentinos Jorge Cafrune y Atahualpa Yupanki, en uno de los símbolos vivos de la lucha contra las injusticias sociales y la discriminación del elemento indígena americano.
En esta lucha insaciable de la cantante aparecen nuevos discos que denuncian los abusos a que son sometidos los indígenas, como:
Yo no canto por cantar 1966.
El grito de la tierra 1970.
Cantata Sudamericana 1971.
Hasta la victoria 1972
Traigo un pueblo en mi voz 1973.
Por su condición política durante la dictadura militar argentina 1976-1983, le fueron prohibidos sus discos.
Entre los años 1979 y 1982 hubo de pasar al exilio donde vivió en Europa, primero en París y luego en Madrid.
A partir de la década de 1980 su sonido se enriqueció con aportaciones del tango, el jazz y el rock.
Discos significativos de ese nuevo período fueron Mercedes Sosa en Argentina, grabación en directo registrada en el Teatro Ópera de Buenos Aires en 1982.
Tras su regreso al país:
Como un pájaro libre 1983,
Sería posible el Sur 1984,
De mí 1991,
Alta fidelidad 1997 y
Misa criolla 1999.
Su último trabajo fue Cantora: un viaje íntimo (2009), en el que interpretaba 34 canciones a dúo con otros tantos artistas latinoamericanos.
Volvió a la Argentina en febrero de 1982, poco antes de que la dictadura militar se viera obligada a iniciar el traspaso del poder a un gobierno civil, tras la Guerra de Las Malvinas.
En esa ocasión realizó una serie de conciertos históricos a sala repleta en el Teatro Ópera de Buenos Aires, que se convirtieron en un acto cultural contra la dictadura, a la vez que un hecho renovador de la música popular argentina, al incluir temas y músicos provenientes de diferentes corrientes musicales, como el folclore, el tango y el rock nacional.
Mercedes Sosa nunca abandonó la denuncia política, a la que sumó en sus últimos años la lucha por la conservación del medio ambiente.
Su defensa de la hermandad de los pueblos latinoamericanos le valió el sobrenombre de "La Voz de América".
El 18 de septiembre de 2007 ingresó al Sanatorio de la Trinidad, ubicado en el barrio de Palermo en Buenos Aires, debido a una disfunción renal, la cual había evolucionado negativamente hacia una falla cardiorespiratoria.
Padecía desde hace más de treinta años del mal de Chagas-Mazza, una enfermedad ligada a la pobreza rural, que es endémica en el norte de la Argentina y en gran parte de Sudamérica.
Su estado de salud se volvió crítico el 2 de octubre de 2009; a partir de entonces, el cuadro de salud de la artista de 74 años se había deteriorado, habiendo sido inducida a un coma farmacológico. Su organismo se deterioró con el correr de las horas, hasta desencadenar su fallecimiento a las 5:15 de la mañana hora argentina del 4 de octubre de 2009.