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Agencia La Oreja Que Piensa. Por Kay Pacha / Equipo Pueblos Originarios del Servicio Paz y Justicia (SERPAJ)
Este lunes 12 fue el aniversario del nacimiento de Juana Azurduy, una heroína de las luchas por la independencia americana, injustamente relegada en la historia nacional. En los últimos años a través de un importante revisionismo, se la ha valorado, distinguido y homenajeado como se merece.
Efectivamente, esta valiente mujer, nacida en Chuquisaca y perteneciente a una familia medianamente acomodada, fue sin embargo el símbolo del espíritu revolucionario de esa época. Cabalgó junto a su marido Miguel Asencio Padilla, en muchas batallas y cuando quedó viuda, continuó, siempre con la misma bravura creando y dirigiendo regimientos o grupos de guerrillas.
Reconocida por personalidades como Manuel Belgrano, quién le regaló su sable, por Simón Bolivar y por toda la sociedad chuquisaqueña, en nuestro país recién se la distinguió y valoró desde hace algunos años, y especialmente desde el 2009, cuando el entonces presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales, donó su monumento en señal de la fraternidad de los estados de Bolivia y Argentina.
La instalación de este monumento (2015) tuvo bastante polémica porque el entonces gobierno argentino ordenó colocarlo en el lugar donde estaba emplazado el monumento a Cristóbal Colón, que fue trasladado frente al Aeroparque Jorge Newbery, en el Paseo de la Costanera. Finalmente, en el 2017, el gobierno de Mauricio Macri trasladó unos metros la estatua de Juana Azurduy hasta situarla frente al antiguo edificio del Correo Nacional, hoy Centro Cultural Kirchner.
Hay que reconocer que gracias a los revisionismos y reconocimientos históricos, figuras descollantes ocultas o no valoradas lo suficiente, como en este caso, han podido ser reivindicadas. Pasa que las historias oficiales eurocentristas no se detienen a reconocer aquellas figuras descollantes de fuerte inserción popular.
Dedicado a su memoria, en nuestra entrega de hoy, contamos con los testimonios de Olga Corna, semióloga e investigadora de la Universidad de Rosario; de Andrés Zerneri, escultor y autor del monumento y de Mario Linares Urioste, director de la Casa de la Libertad, en Sucre, Bolivia, en donde reposan los restos de Juana Azurduy. Materiales extraídos, el primero, del documental del ciclo Mujeres con Historia, Unicanal Rosario, y los dos últimos, de un documental del Canal Encuentro.