Publicado Por La Oreja Que Piensa. 2010.
El archivo gráfico es una invitación a revolver papeles para descubrir o releer viejos diarios, revistas y documentos. Permite encontrar artículos escritos por periodistas emblemáticos o anónimos que tienen un valor testimonial.
El archivo es, en definitiva, una fuente de información que encierra parte de la historia con sus hechos y personajes. Recorrerlo es un ejercicio de la memoria y también del conocimiento que La Oreja que Piensa quiere compartir con sus lectores desde esta sección.
Adolfo Pérez Esquivel, arquitecto, escultor, hincha de Independiente, amante del deporte, Premio Nobel de la Paz 1980…
— ¿Así que usted es hincha de Independiente y siempre jugó al fútbol?
— Sí... Jugué, jugué al fútbol, claro que cuando tenía algunos años menos... Era jugador de potrero, de equipos de barrio, jugaba de cualquier cosa, pero más de delantero. Antes iba más a la cancha, pero ahora me queda poco tiempo disponible y ese tiempo prefiero dedicárselo a mi familia... Yo soy hincha de Independiente, pero en casa las preferencias están divididas... mi señora es de Boca, uno de mis hijos de San Lorenzo... Pero lo más importante de esto es que sigo muy de cerca todo lo que se refiere al deporte, por lo que representa como expresión popular...
— ¿Cuál es, según su punto de vista, la función que cumple el deporte en la sociedad?
— Cumple una función importantísima porque ayuda, tanto en lo espiritual como en lo físico, a que el hombre sea más hombre, genéricamente hablando. Y yo creo, además, que el desarrollo del deporte ayuda también a la cultura, a una comunicación entre el pueblo que muchas veces no se da y que, a través de las prácticas deportivas, se manifiesta plenamente.
— En ese caso estaríamos hablando de un deporte en estado puro. ¿Cómo explica, entonces, el progresivo deterioro de la verdadera esencia del deporte, el auge de la violencia y otras deformaciones similares?
— Creo que son repercusiones de situaciones sociales. Pero, por otro lado, vemos claramente que ese deterioro se da en aquellos deportes en los que también influyen muchas otras cosas, como son los intereses en juego, los intereses económicos...
— ¿No son también políticos?
— ... son también políticos y desvirtúan el verdadero sentido del deporte, del verdadero deporte, al que todos llamamos de porte amateur, o sea la necesidad de la práctica deportiva como una condición natural de la vida.
— ¿Hay un momento determinado en que se produce la fractura de los verdaderos objetivos del deporte, un momento histórico definido y preciso, o es por la misma consecuencia de desarrollo y crecimiento de la sociedad en que el hecho sucede?
— La sociedad de consumo penetra en todos los sectores lógicamente que también lo hace en el deporte, sobre todo en el fútbol, por su contacto intenso y directo con las masas. Progresivamente, la sociedad ha ido cambiando y llegamos un momento en que los elementos están desvirtuados, en todos los planos. En el deporte se me ocurre que es parte de la misión del mismo pueblo, del pueblo deportista, hacer un esfuerzo para rescatar los genuinos valores del deporte. Y es responsabilidad directa de los dirigentes del deporte profesión reivindicar los verdaderos valores del mismo. Valores espirituales, físicos y culturales del hombre. Hay que transformar el deporte, curarle sus vicios, porque el deporte hace a la vida de un pueblo.
— ¿Se puede cambiar el deporte sin modificar antes problemáticas más profundas?
— Creo que no hay hechos aislados. No podemos especular con que cambiando al deporte vamos a cambiar la sociedad. No es así. Pienso que el deporte es cultura, no es simplemente patear una pelota. Es una cultura del pueblo que debe ser desarrollada y, como toda cultura, debe ser transformada y en querida. Hay todo un mecanismo montado que tiende a remarcar el deporte como un gran espectáculo comercial, como un simple y especulativo hecho económico, antes que como un formidable medio para el desarrollo de la persona. El deporte debe integrarse a la sociedad, pero con el objetivo de conseguir una sociedad más justa y humana. La finalidad del deporte no es socialmente la competencia y el hecho de ganarle a otro. Vean lo que ocurre en la sociedad, por ejemplo, ya sea en el plano político como en el económico. La misma confusión: al adversario se lo considera un enemigo y entonces vienen los enfrentamientos y nos estamos olvidando que se trata de un enfrentamiento entre hermanos, entre hombres. Yo permanentemente digo que cuando el hombre se olvida del hombre pierde su razón de ser, porque al olvidarse del hombre, se olvida de Dios.
— Desde esta perspectiva que usted describe, ¿fue útil el Mundial de 1978, si lo miramos con perspectiva futura, alguna vez extraeremos una enseñanza?
— Yo pienso que el Mundial se ha usado políticamente, para otros intereses ajenos al deporte, El deporte no puede esta digitado o manejado por intereses ajenos a su verdadero sentido. Lógicamente, tuvo sus cosas positivas, aunque otras no lo fueron tanto. Ahora, en este momento, ambas cosas están mezcladas, pienso que el tiempo irá decantando todo y al final, nos quedaremos con lo positivo...
— ¿Qué se le ocurre quedará como hecho positivo del Mundial?
— La participación del pueblo, que fue muy especial, que se produjo en momentos difíciles y que permitió cierta forma de reencuentro... Igualmente, conviene recordar que ese fenómeno fue utilizado para que e! pueblo no pensara y se olvidara de otros problemas... Estaba triste y dolorido, pero también contento al ver la alegría de mi pueblo, toda esa explosión de júbilo, los papelitos de Clemente, todo eso... y bueno, yo lo veía como una descarga del pueblo, que quería manifestarse de alguna manera...
— En algunas declaraciones, se manifestó que en ocasión del Mundial el pueblo salió a la calle a gritar su alegría y que ahora guardó silencio ante su designación como Premio Nobel de la Paz, como queriendo reforzar el contraste...
— Mire..., sobre esas declaraciones, bueno... corren por cuenta de quien las hizo. Nosotros no buscamos publicidad. Pero hay cosas humildes, sencillas... Vean, el otro día fuimos a un restorán y ni bien entré toda la gente se puso a aplaudir. Fue muy emotivo. Entonces se acercaron para saludarme, y no quedó una servilleta en las mesas, porque se las llevaron todas con mi firma... Al día siguiente de eso, al llegar a nuestra oficina de la calle México, había un montón de periodistas esperando y los taxistas que pasaban en algunos casos bajaban a abrazarme. Incluso una periodista francesa me contó un episodio insólito. Tomó un taxi y resulta que el chofer frenó de golpe, le pidió permiso y compró una cartulina en una librería. Escribió bien grande "Argentina tiene un premio Nobel de la Paz" y lo pegó en la parte trasera del auto... Entonces la periodista le dijo mire usted, qué casualidad, yo voy a verlo al señor Pérez Esquivel para un reportaje, y el tipo me mandó saludos especiales y un montón de cosas, de esas cosas simples, pero impagables.
— ¿La violencia en el deporte puede tomarse, de alguna manera como indicador de la realidad social?
— Cuando hablamos de la violencia debemos considerar por qué se produce. Porque al hablar de la violencia, generalmente, señalamos un salo aspecto de la violencia, del estado de conflicto, del estado explosivo...
—... al hablar de violencia no nos referimos solamente a un puntapié, sino que también hablamos, por ejemplo, del uso de estimulantes...
—... de acuerdo, pero lo que hay que ver es por qué se genera todo eso... Por ejemplo, por qué se aplican los estimulantes, cuáles son las causas que generan esta situación. Eso es lo que hay que profundizar y analizar, para ver las causas y no solamente los efectos. Tanto en el deporte como en la sociedad. En otros planos, pero el procedimiento seria el mismo.
— Usted cambió el fútbol por otras actividades deportivas, como la navegación. ¿Eso tuvo que ver con su evolución personal?
— No sé, creo que la navegación es una cosa natural en mi familia, donde todos somos un poco bichos de agua. Yo vivo muy cerca del Río de la Plata, en el bajo de San Isidro, que es un barrio obrero, no como dicen por ahí que es un barrio residencial... yo vivo ahí, donde están los astilleros, toda la gente hizo su casa con esfuerzo propio y nosotros también. Llevamos diez años levantando nuestra casa y como estamos cerca del río, a todos nos gusta navegar. En un tiempo, con unos pesos que tenia, compré un barquito roto y caldo. Entonces, durante seis meses, lo arreglé, lo puse en condiciones y navegamos un buen tiempo. Después, por necesidades de dinero, lo tuve que vender... Habla que seguir construyendo la casa...
— ¿Lo sorprendió un reportaje para una revista deportiva?
— Sí, realmente me sorprende, pero también me alegra. No esperaba que un medio deportivo se acercara, por eso es una alegría...
(*) Nota publicada por la revista Goles Match Nº 1659 del 15/10/1980. La entrevista, que no fue firmada, la realizaron los periodistas Horacio del Prado, Carlos Ares, Osvaldo Pepe y Roberto Daniel Fernández.