Agencia La Oreja Que Piensa. Por Mariano García Colinas (*)
Nos visitaba junto a su hermano (“nuestro padrino”) y sus papás: Mario y Pirucha.
Gloria venía y la casa se alegraba.
Mario era uno de esos tipos que no se cansaban de jugar con los tres chiques que éramos. Norberto tocaba el piano para todes mientras mi viejo lo miraba orgulloso y “Pirucha”, la querida Piru, contaba elegantes anécdotas que divertían a todes en especial a mamá.
Sin saber por qué, cada vez que Gloria venía a casa sentía un cosquilleo en el alma. . . más tarde descubrí que a mis siete años estaba enamorado de una chica más grande de su sonrisa permanente que irradiaba, aún más cuando contaba historias sobre sus clases a chicos de un barrio de Capital.
Creo que ese cosquilleo me impulsó a que mi viejo me enseñara a nadar, solo para poder acompañarla a “lo hondo” de la pileta. Estar cerca de ella cada vez que venía a casa.
Un día Gloria vino a casa sola.
Sin Mario, sin Pirucha y sin “el” Padrino, Gloria llegó y se quedó días y días para felicidad mía. Tenía planeado pedirle que fuera mi novia. Pero no había sonrisas en esos muchos días. Trataba de estar sola o conversar con mamá, quien cada tanto le arrancaba una sonrisa. Recuerdo una frase que mi vieja le dijo en varias de aquellas conversaciones que escuchaba escondido: “. . . acá nadie te va a encontrar.”
Nunca me animé a contarle sobre su sonrisa y mis cosquillas, decirle que quería que fuera mi novia, que esperara a que yo creciera un poco, pero. . .
Un día Gloria se fue y no volvió nunca más.
“El Padrino”, Mario, Pirucha venían a casa sin ella. Preguntaba por Gloria y las respuestas eran tan vagas que se perdieron en la historia de las palabras sin sentido.
Pasó el tiempo y la sigo recordando. Mi mente viaja a aquella pileta donde nadaba con esa malla de aros clásica de los setenta. Otro rato viaja a aquellas charlas con sonrisas sobre su trabajo enseñando en la villa de Retiro. Ahí está, con su presencia permanente.
Con su ausencia las cosas cambiaron. Mario murió de cáncer al poco tiempo. Norberto se fue a Europa con el piano a cuestas y Pirucha tardó muchos años en volver.
Ya pasada la dictadura, mi vieja me contó que Gloria CAPELLI junto a su compañero Daniel CALLEJA fueron detenidos desaparecidos el 22 y 24 de marzo de 1977, pero. . .
Un día, Gloria volvió a casa y si bien no pude pedirle que fuera mi novia, la veo sonriente en cada barrio que organizamos juntos.
(*) Arquitecto y docente.