Agencia La Oreja Que Piensa. Argentina 2011. (Por Ignacio Carmona)
Domingo en Puerto Madero. La gente que pasa por el dique 4 se acerca a ver qué pasa, por qué hay tanta gente apoyada sobre el barandal. Allá sobre las aguas frías, pasan los remeros que participan del Campeonato Metropolitano de Remo.
Hacia el final de la jornada, se despide al equipo que iba a ir a los Juegos Panamericanos de Guadalajara. En ese momento, nadie se imaginó tanto éxito.
Ver una competencia en el centro porteño no es algo común, aunque no es extraño ubicar a alguien entrenando por las tardes los días de semana.
El deporte es, fue y será más popular en el norte del conurbano bonaerense. En el Tigre, en la Pista Nacional, se corrieron casi la mitad de las regatas del calendario 2011.
Ya en 1873 se fundó el Buenos Aires Rowing Club en esa localidad. Lo siguió en 1888 el Tigre Boat Club. La disciplina se arraiga allí, pero se extendió a otras provincias, como Santa Fe y Misiones.
Siempre fue punta de lanza en los Juegos Olímpicos y Panamericanos. Tal es así que durante mucho tiempo se recordó como “la última medalla dorada” la que ganaron en Helsinki 52 Tranquilo Capozzo y Eduardo Guerrero.
Cada 4 años se les hacía la entrevista a los héroes del remo por parejas, añorando las mejores épocas del olimpismo nacional. Así fue hasta que se terminó la sequía de oros, con los 2 triunfos del basket y el fútbol el mismo día en Atenas 2004.
A nivel olímpico, el remo dejó de ser la fuente de medallas que supo ser, con un oro, una plata (Munich 72) y dos bronces (Berlín 36 y México 68). En cambio, en la máxima cita americana, nunca se agotó. Sí llegó a un punto bajo, en Río de Janeiro 2007.
Dos oros, tres platas y dos bronces no suenan nada mal. Pero se fue a competir con botes de 1995 y 1997. Aún en los peores momentos, el remo se sobrepuso y entregó alegrías.
Atrás quedaron papelones como remeros durmiendo en autos abandonados durante la Copa del Mundo de 2007, heladeras abandonadas y vacas muertas en la Pista Nacional y la retención de los botes en la Aduana de Río, que obligó al alquiler de algunos barcos, los cuales hubo que ajustar contrarreloj.
Hay un cambio en la preparación de los atletas desde la creación del ENARD, en 2009, con el apoyo financiero de Gerardo Werthein, actual presidente del Comité Olímpico Argentino. Se renovó la flota, hubo mejores becas y también más giras de preparación para estos Panamericanos. La seriedad también caracterizó al equipo nacional: llegaron 25 días antes para adaptarse lo mejor posible a la pista de Ciudad Guzmán. No fue en vano.
Así lo confirman los 5 oros, 2 platas y 1 bronce que nutrieron fuertemente a la cosecha de medallas argentinas. Algunos nombres se repiten: M. Best, M. Abalo, C. Rosso, A. Suárez, S. Fernández, J. Iwan, R. Murillo y A. Silvestro.
El hombre más conocido de la delegación, Santiago Fernández, cuarto en par de remos cortos en Atenas 2004, participó en la conquista de un oro.
Se convirtió en el remero argentino más exitoso en Panamericanos, superando a una leyenda como Alberto Demiddi, ganador de dos medallas olímpicas.
Él fue el hombre que durmió en un auto abandonado en 2007.