Agencia La Oreja Que Piensa. Por Luis Blaugen Ballin (*)
Uno de los elementos conformadores del Estado: "El monopolio de la violencia"... el Estado es el único que puede pegarme de manera legal, y si no, recurriendo a algún artilugio.
Hoy, lunes 19-04-2021, se cumplen 30 años de la detención de Walter Bulacio por el delito de ser joven. La Policía Federal Argentina practicó con su cuerpo el deporte de molerlo a palos hasta el hartazgo.
Sucedió en democracia. La seccional 35 a cargo del comisario Espósito fue la que llevó a cabo la razzia. Estas redadas “ilegales” eran comunes en los '90, sugiriéndose más de una vez la injerencia del poder político que supuestamente las emanaba pidiendo un número "x" de detenidos por averiguación de antecedentes por fin de semana.
Era como una especie de cupo o matrícula que había que completar de adolescentes que eran levantados en bondis, y luego reventados a golpes. Nosotros les pagamos el sueldo a estos infelices de uniforme y a los de traje los votamos.
Eran “ilegales” porque la Ley de Patronato de menores prohibía esas detenciones si no había intervención de un juez. Bulacio fue llevado al hospital Pirovano al día siguiente, luego se ser retenido adrede con el solo objetivo de infringir dolor a un ser humano por esa manga de hienas criminales.
En un estado irreversible, alcanzó a confesarle al médico de la golpiza que le habían propinado. Murió a los 7 días. Según la autopsia fue literalmente amasijado con objetos contundentes desde la cabeza hasta los pies sin dejar ningún hueco.
Walter fue asesinado con saña por agentes de la PFA.
La lista de jóvenes con toda una vida por delante que truncaron es muy larga, entre ellos el músico Javier Omar “el Colo” Rojas Pérez, José Delfín Acosta Martínez, mártir negro del Río de la Plata entre otros.
Siempre lo recordaremos a Walter, y a su abuela Mary, compañera de tantas marchas.
(*) Comunicador social.